Grillito Cabrón
- shiguari
- 15 jun 2017
- 4 Min. de lectura

Saludo con mucho gusto a mis queridos amigos lectores y lectoras, después de una convulsa semana pos electoral en el Estado de México, pues después de la apertura de los paquetes electorales en los que había duda; se confirma el triunfo de Alfredo Del Mazo Maza, quien obtuvo el 33.7 % del total de los sufragios.
Su más cercana competidora fue Delfina Gómez Álvarez, favorecida con el 30.8 % del total de votos emitidos y contados. Y aunque hay aún muchos dimes y diretes, el resultado es irreversible. Andrés López, sistemáticamente como es su costumbre, empezó a denunciar un fraude electoral del que no presenta ninguna prueba contundente, pero como cada que pierde dice lo mismo, en ese tema ya goza de muy poca credibilidad.
Democracia no es igual a que gane Morena y mucho menos sinónimo de que pierda el PRI; esta vez ha ganado y aunque cuenten y vuelvan a contar, el resultado será el mismo.
Andrés Manuel y su marca registrada: Morena, tuvieron una oportunidad de oro en sus manos para ganar el Estado de México. Pues si bien es cierto que el mal humor social en la entidad es una realidad y eso facilitaba ganarle al PRI. Andrés López creyó que con eso iba a ser suficiente para que el partido de su propiedad ganara esta elección.
Entonces se permitió el lujo de designar una candidata con discapacidad sociopolítica y completamente manipulable por sus hilos, pero resulta que al Lagarto le salieron mal las cuentas, pues al principio del proceso incluso despreció la alianza con el PRD y la unificación de la izquierda.
El dueño de Morena, no se quiso arriesgar a poner un buen candidato, pues para seguir siendo el líder de una organización política se requiere que todos los que están abajo sean más pendejos; ahí estriba la unción de Delfina como candidata.
Seguramente Morena hubiera ganado la elección si hubiera tenido un candidato como Alejandro Encinas o como el propio Juan Zepeda en una alianza de izquierdas, pero pudo más el ego de un lunático político que se cree mesías que no permitiría que un cuadro de su partido, dentro de un año le pudiera competir por la candidatura presidencial. Y menos se sujetaría a una decisión horizontal de las izquierdas unidas donde él no fuera el candidato.
Esta despreciable actitud de AMLO dejó al descubierto su condición de cacique y la verticalidad de su partido, donde sólo él toma las decisiones trascendentes y carece del mínimo rasgo de democracia interna.
Mientras en el PRI en el PAN y en el PRD hay, tribus, grupos y expresiones políticas que guardan el equilibrio interno de estos partidos. En Morena no cabe ni un militante que difiera en ideas con López Obrador.
Y un actor político que en lugar de ser líder de un partido es dueño de una marca registrada donde todos se tienen que sujetar a sus debrayes; es un peligro para cualquier país. Y no con esto estoy cayendo en la pendejez colectiva de los repiten como loros que AMLO es un peligro para México.
Simplemente es fácil deducir que un político que fundó un partido propio cuando ya ninguno de los existentes lo quiso como candidato que ve a ese partido como de su propiedad y nadie mueve un dedo si él no lo indica, donde verticalmente él es el único que decide las candidaturas y donde no hay cabida para ningún Mexicano que piense distinto. En caso de llegar al poder inminentemente se convertirá en un dictador.
Pues si ahora que se autoproclama candidato ha dicho públicamente que no respeta las instituciones, seguramente siendo presidente no respetará los poderes de la federación y menos aún la autonomía de los estados y municipios.
Y perdónenme pero un cacique que es así de impositivo al interior de su partido, no se puede decir de izquierda. En el Estado de México, el PRD ha demostrado ser una verdadera izquierda que incluso viendo que su candidato Juan Zepeda no tenía ninguna posibilidad de ganar la elección, lo respaldó con su voto, negándole el apoyo a Morena que es todo, menos un partido político y menos de izquierda.
Con el crecimiento del PRD en la elección del estado de México se demostró que ese partido es una verdadera fuerza política de izquierda auténtica que aglutina muchas expresiones y no como Morena que es un parapeto para perseguir los fines de una sola persona.
Es ya tan revelador el empecinamiento de Andrés López por seguir engañando incautos que los PANISTAS mexiquenses al ver a su candidata sin ninguna posibilidad de ganar prefirieron ejercer su voto útil a favor del candidato del PRI, contribuyendo con ello a evitar López Obrador instalara su casa de campaña 2018 en el palacio de gobierno mexiquense e hiciera del presupuesto de nuestro estado la fuente de financiamiento para su campaña presidencial.
Analizando detenidamente los resultados; los votos obtenidos por Morena no denotan un crecimiento palpable aun y cuando haya quedado en segundo lugar; toda vez que Andrés Manuel y su partido están en campaña diaria y permanente desde hace muchos años, mientras los otros candidatos comenzaron a hacer proselitismo político apenas cuando el proceso electoral y sus reglas lo permitieron.
Si bien la imagen de Peña Nieto no está pasando por su mejor momento y el país está en crisis; también es cierto que al otro día del triunfo de Alfredo Del mazo: bajó el dólar y creció la bolsa de valores. Esto no resuelve todos los problemas, ni quiere decir que vivamos en el mejor México de la historia, desde luego que no. Pero también quedó claro que Andrés el dictador, Delfina la marioneta y Morena la marca registrada, no son ni la esperanza, ni la solución y mucho menos la opción para que México esté mejor.
Y antes de que el Mecías Azteca con cabeza de cebolla se empiece a quejar de un complot en su contra para el 2018, quiero decirles que no va a ser nada extraño que todos los partidos y millones de ciudadanos nos unamos de uno u otra forma para evitar que Andrés Manuel llegue a la presidencia de la república y no porque “formemos parte de la mafia del poder”, sino porque evitaremos de todos los modos que un dictador: vertical, caciquil y unilateral que maneja un partido como si fuera un domador de bestias; quiera manejar el país pasándose la constitución, el estado de derecho y las instituciones por el arco del triunfo. Es cuánto.
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