Cáncer de mama: un asesino silencioso
- Por: Berenice Moreno
- 24 oct 2015
- 4 Min. de lectura

“Cuando el doctor me diagnosticó con cáncer de mama, mi vida dio un giro de 360 grados. Pensé que mi muerte se acercaba, me vinieron a la mente mis hijos de 8 y 10 años, ¿quién los cuidaría? El coraje y la desesperación hicieron que me pusiera a llorar, maldije, e incluso le cuestioné a Dios ¿por qué a mí, qué hice yo para merecer este castigo? No era justo. El tratamiento fue la peor de las experiencias que he tenido, las quimioterapias y radioterapias acabaron por dejarme sin cabello, verme al espejo me producía terror, parecía una muerta viviente. Mi familia me apoyó en todo momento, pero esta enfermedad destruye, no solo a quien la padece, sino a los miembros de la familia. Afortunadamente, yo sobreviví y quisiera que mi experiencia motive a todas las mujeres a auto explorarse, de esta manera, podemos salvarnos de padecer un infierno”, narra Marta Domínguez, sobreviviente de cáncer de mama.
Octubre es el mes que se viste de rosa, para concientizar a la población sobre los riesgos de no detectar el cáncer de mama oportunamente.
A nivel mundial, este padecimiento se ubica entre las principales causas de muerte, junto con el cáncer de pulmón, hígado, estómago y colon. En México, para la población de 20 años y más, esta enfermedad es la cuarta causa de muerte, por tumores malignos el 7.9% y la segunda entre las mujeres de ese grupo de edad 15.4 %; en tanto que en los hombres, apenas representa 0.1% de las defunciones por cáncer.
Actualmente, la incidencia de este tipo de cáncer es similar en países desarrollados y en desarrollo, pero la mayoría de las muertes se presentan en países de bajos ingresos, en los que el diagnóstico se realiza en etapas muy avanzadas.
Uno de los cánceres de mayor incidencia a nivel mundial es el de seno. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se detectan 1.38 millones de nuevos casos y fallecen 458 mil personas. Se estima que para 2030 esta cifra se eleve un 46 por ciento.
En nuestro país, según la Norma Oficial Mexicana NOM-041-SSA2-2011 para la prevención, diagnóstico, tratamiento, control y vigilancia epidemiológica del cáncer de mama, se deben contemplar tres medidas de detección: la auto exploración, el examen clínico de las mamas y la mastografía.
Por ello, es importante que las mujeres se realicen una auto exploración mamaria mensual para detectar algún cambio en la forma o textura de las mamas, la aureola y el pezón; como engrosamiento de la piel o masas debajo de ella, hoyos, piel escamosa o hinchada, así como secreciones que podrían ser signo de alerta para ir a consulta con un médico.

La autoexploración debe realizarse a partir de los 20 años, el examen clínico a partir de los 25 años y la mastografía de los 40 a los 69 años, cada dos años. En las mujeres mayores de 70 años, la mastografía se realiza bajo indicación médica ante antecedentes heredofamiliares de cáncer de mama.
Actualmente, en nuestro país se han implementado campañas anuales de mastografías de tamizaje, dirigidas a toda la población femenina de 40 años y más, con la finalidad de cubrir al mayor número de mujeres, lo que permite una detección temprana del cáncer de mama, en mujeres aparentemente sanas mejorando la atención oportuna y la calidad de vida.
Uno de los principales problemas que enfrenta nuestro país en materia de prevención es la falta de detección oportuna, tanto de los casos de cáncer de cérvix, como de los de cáncer de mama. En México se ha incrementado significativamente el número de detecciones anuales por cáncer de mama; pasando de 5 mil 272 casos nuevos detectados en el 2005, a 8 mil 545 casos en el año 2010.
De acuerdo con los datos del INEGI, hay 10 entidades que concentran al 62.4 por ciento del total de los fallecimientos registrados en México, tanto por cáncer de cérvix, como por cáncer de mama. Lo más interesante de este dato radica en que, entre estas 10 entidades conviven las de más alto grado de desarrollo humano del país, como la entidad más pobre de México.
El Distrito Federal ocupa el primer lugar en mortalidad de mujeres por cáncer de cérvix y de mama. De 2001 al 2010 fallecieron en la capital del país 12 mil 350 mujeres a causa de los padecimientos señalados. En segundo lugar, se encuentra el Estado de México, en el cual perdieron la vida 7 mil 865 mujeres. En tercer lugar se ubica Veracruz, con 6 mil 792 casos. En cuarto lugar está Jalisco, con 6 mil 1 66 fallecimientos. En quinto sitio aparece Puebla, con 3 mil 909 decesos. En sexto lugar se encuentra Nuevo León, con 3 mil 787 casos. Le sigue Michoacán, con 3 mil 345 fallecimientos. En octavo lugar está Guanajuato, con 3 mil 313 muertes. Después está Chihuahua con 3 mil 128 decesos y en décimo sitio se encuentra Chiapas, con 3 mil 020 muertes.
Esta enfermedad no es exclusiva de las mujeres, aunque les afecta más a ellas, debido a sus características biológicas y fisiológicas. Por eso, es importante sensibilizar a toda la población para su identificación temprana, porque el retraso en el diagnóstico adecuado impacta en la sobrevivencia de la persona.
Finalmente, cabe destacar que existen factores de riesgo como la obesidad, el alcoholismo y el tabaquismo, pero también existe el ejercicio, la ingesta de una dieta adecuada, y el control del consumo de las sustancias nocivas, así como la lactancia materna que pueden disminuir la incidencia de cáncer de mama.
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