Violencia contra las mujeres, una perspectiva de género
- Por: Berenice Moreno
- 12 sept 2015
- 3 Min. de lectura

En el estado de México 55.2 por ciento de las mujeres mayores de 15 años, han sufrido alguna agresión de carácter sexual.
Tú has querido negar su existencia, ellas no niegan la tuya, existen, están hechas de agua, de aire y de fuego. Son las mujeres indígenas que, para los ojos de un 70 por ciento de la población, no existen.
La violencia contra las mujeres, debido a su condición de género, se presenta por parte de agresores diversos; desde la pareja y familiares, hasta desconocidos. Esto, constituye un fenómeno extendido con características y matices diferentes; casadas, viudas, solteras y divorciadas, las agresiones no respetan edades o estado civil.
Para las mujeres, acceder a la educación u ocupar puestos donde predomina el sexo masculino, es una tarea difícil. Para aquellas, provenientes de comunidades indígenas, lo es aún más. Las historias de lucha y superación son diversas y todas ellas narran la valentía de féminas que han buscado abrirse paso entre una sociedad machista.
Tal es el caso de las mujeres mazahuas de la zona norte de Estado de México, localizadas en diversos municipios como San Felipe, San José del Rincón, Ixtlahuaca, entre otros, para quienes tener acceso a salud, educación y justicia, es un caso de vida o muerte.
Lucía Sánchez Julián, originaria de la comunidad La Virgen, municipio de San José del Rincón, de 43 años, recuerda con emotividad, los tiempos en que, la gente proveniente de áreas rurales, era discriminada por no hablar español “cuando yo me casé, tuve que dejar de hablar mazahua, que era el idioma en el que nos comunicábamos. Además, en la cabecera municipal, la gente nos decía “qué mazahueros”, y mejor no salíamos o hablábamos español”
Por su parte, Doña Zenaida Morales, originaria de Ixtlahuaca, comenta que la discriminación se dio cuando terminó sus estudios de secundaria, a la edad de 15 años, porque comenzó a buscar empleo y nadie la contrataba, porque no contaba con la preparación adecuada y la edad suficiente para ello, “fui trabajadora doméstica, ahí mis patrones imponían las reglas y yo las acataba, decían que no tenía derecho de opinar porque las mujeres indias no saben lo que quieren y son ignorantes”.
Doña Lucia y Doña Zenaida consideran que la discriminación en las mujeres indígenas es una situación preocupante y latente, que, a pesar de que los medios y los gobernantes expresan que va a la baja, la realidad es que, aún, hay poblaciones donde a las niñas se les obliga a casarse muy pequeñas o, simplemente, no se toma en cuenta la opinión de una mujer.
La violencia contra las mujeres, en sus diversas manifestaciones (física, psíquica, económica y sexual; violación, abuso sexual, intimidación, trata de personas, prostitución forzada, acoso sexual) puede tener lugar dentro y fuera de la familia, en la comunidad, el trabajo o la escuela, y ser perpetrada por cualquier persona, desde conocidos y familiares, hasta aquellos que tienen cargos públicos o tienen a su cargo la prevención del delito.
En el ámbito privado, la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH), señala que en el Estado de México, de las 2 millones, 925 mil 233 mujeres casadas o que viven en unión libre mayores de 15 años, fueron violentadas 1 millón, 769 mil 722 a lo largo de su relación sentimental; dato que muestra un alto índice de violencia de género. En el Estado de México, la proporción de mujeres maltratadas a lo largo de su relación es la más alta del país, seguida por Jalisco, Colima y Durango.
Asimismo, la ENDIREH muestra que en el Estado de México el 55.2 por ciento de las mujeres mayores de 15 años han sufrido alguna agresión de carácter sexual, que pueden ir desde insultos hasta violaciones; de éstas, el 91 por ciento, sufrieron intimidaciones y el 51.6 por ciento, abuso sexual; agresiones que tuvieron lugar en cualquier espacio comunitario, o inclusive, se perpetraron en su mismo hogar.
En espacios comunitarios la violencia contra las mujeres alcanza niveles extremos, como son los casos de violaciones y el sometimiento de mujeres obligadas a prostituirse. Los resultados de la encuesta estiman que en la entidad 142 mil 711 mujeres, han sido víctimas de violación y 19 mil 111 fueron forzadas a ejercer la prostitución.
Han pasado poco más de treinta años de luchas sociales que han visto sus esfuerzos fructificar en modificaciones, creaciones y derogaciones legislativas; en la instauración de instancias y programas prioritarios para la atención de la mujer. Aunque estos avances son todavía insuficientes, se necesitan leyes más severas que castiguen a quienes abusen o violen la integridad de las mujeres.
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