“Bonito Amanecer”
- Por: Nabil López
- 10 jul 2015
- 4 Min. de lectura
Casa del niño indígena

La casa del niño indígena “Bonito Amanecer” ubicada en la comunidad de San Onofre, carretera San Felipe – La Lagunita, municipio de San José del Rincón es uno de los albergues escolares cuya finalidad es ofrecer atención a niños y adolescentes en situación de abandono o carencia económica en sus hogares. Se les proporcionan alimentos, hospedaje y asesorías académicas. De igual manera, se les facilita el uso de la tecnología y materiales escolares para realizar sus tareas. Esta casa tiene cerca de 25 años en funcionamiento.
Quienes hacen posible la actividad diaria en este albergue escolar son la jefa del albergue, las ecónomas (encargadas de preparar los alimentos) y las maestras, quienes se encargan de planificar y organizar todas las actividades del albergue, tomando como prioridad la alimentación, pues la mayoría de los beneficiarios sufren de algún problema alimenticio, condición que les genera algunas enfermedades.

Al respecto, la directora de la casa del niño indígena “Bonito Amanecer”, la profesora Cecilia Eleuterio Cristóbal comenta que una de las principales causas por la que los padres deciden llevar a sus hijos al albergue es la carencia económica en la que viven y prefieren que los niños duerman ahí y reciban sus 3 comidas diarias para mejorar su nivel de vida, y de esa manera, también puedan continuar con sus estudios.
La jefa de la casa del niño indígena, las ecónomas y las maestras también suelen fungir como padres y madres de los niños y de los adolescentes, ya que les brindan orientación, cuidados y consejos en los cambios que pudieran experimentar durante su crecimiento y desarrollo. Ellas realizan una labor un tanto difícil, pues sacrifican no estar en sus hogares ni con sus familias, porque de lunes a viernes, permanecen en el albergue para brindarles a los pequeños la mejor atención.
“Lo que nosotros sacrificamos es equiparable a las satisfacciones que recibimos al ver a los niños crecer, tanto en su educación como físicamente, pues vemos que muchos de los beneficiaros se muestran muy agradecidos y valoran mucho la ayuda que les brindamos en este lugar”, comenta la directora Cecilia Eleuterio.
Los niños y adolescentes realizan todas sus actividades en un ambiente de armonía y apoyo mutuo, tanto por otros compañeros, como por sus maestras, las ecónomas y la jefa de la casa, pues todos se involucran en las actividades que ahí se realizan.
Por otra parte, los pequeños que resultan beneficiados, actúan bajo un esquema de auto organización teniendo un reglamento interno y horario en el cual están establecidas, no solo las actividades escolares y de comida, sino también, los quehaceres de higiene y limpieza cotidiana de todas las instalaciones de la casa, para mantenerlas en buenas condiciones.
La casa del niño indígena, no solo brinda ayuda a los niños y jóvenes de la comunidad en donde se ubica, pues también asisten al albergue, beneficiarios originarios de otras comunidades y municipios aledaños, tal es el caso de San Felipe del Progreso, El Oro, San Miguel, San José del Rincón, la Ciénega, el Pedregal, Río Hoyos, la Venta, etcétera.

Es importante mencionar que, anteriormente, el albergue atendía alrededor de 87 alumnos, pero tras un temblor, las instalaciones se vieron afectadas obligando a alumnos a ocupar otros espacios que no estuvieran dañados, para no poner en riesgo su integridad ni de la de quienes trabajan ahí. No obstante, esto dañó a algunos alumnos que solían pernoctar en el albergue, pues no había espacio suficiente para que todos pudieran pasar la noche, porque los espacios en los que se ubicaron temporalmente eran muy pequeños; razón por la cual, algunos de los padres de familia decidieron llevarse a sus hijos.
Aunque la matrícula disminuyó a 60 alumnos, algunos niños que optaron por ya no pasar la noche en el albergue, aún siguen asistiendo para continuar con sus asesorías y tomar sus alimentos.
La jefa del albergue espera que para el próximo ciclo escolar las autoridades estatales y federales arreglen las instalaciones, pues se han tardado un poco en hacerlo. Sin embargo, ya mandaron a algunos arquitectos a hacer la valoración para saber qué tan dañados están los dormitorios que resultaron afectados tras el temblor, y de esa manera, seguir apoyando a los pequeños “se necesita una reparación inmediata, ya sea demoliendo esa parte de la casa y construyendo nuevas instalaciones, para que de esa manera, se brinde seguridad a la integridad física de los niños”, expresa la directora.
CONAFE, CDI, DICONSA y diversos centros de salud son algunas de las instituciones que brindan apoyo a los albergues indígenas y, aunque dicha ayuda es agradecida por quienes ahí trabajan, no es suficiente, porque las necesidades son muchas, razón por la cual, no se les puede brindar atención y ayuda suficiente y de calidad a todos los niños.
Las instalaciones de esta casa están abiertas para todos aquellos niños y adolescentes que requieren ayuda; basta con pedirla, para que se haga una valoración y una evaluación sobre la situación de cada aspirante para brindarles el apoyo que necesitan.
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