Editorial Edición 199
- Igmar Zárraga Domínguez
- 18 abr 2015
- 3 Min. de lectura

LA OPORTUNIDAD HISTÓRICA PARA LA OPOSICIÓN
Son varios los hechos que explican la esperanza de que la oposición pueda alcanzar el triunfo en Atlacomulco, en la elección del próximo 7 de junio de este año. El proceso interno del PRI que recién concluyó en marzo pasado, dejó muy fracturada a la militancia tricolor pues la imposición tanto de Fidel Almanza Monroy como de Ana María Chimal Velasco para contender por la Diputación Federal por el Distrito III y por la Presidencia Municipal de Atlacomulco, respectivamente, caló muy hondo entre la base priísta atlacomulquense, que ahora se reconoce burlada y traicionada por sus dirigentes, principalmente Enrique Peña Nieto.
Las legítimas aspiraciones de muchos líderes que han entregado su compromiso y su voluntad en el partido político que es hegemónico en el norte del Estado de México, de un dedazo superior, se convirtieron en desánimo y frustración, por la forma autoritaria y poco transparente en que se condujo el proceso interno de selección de candidatos a ocupar ésos puestos de elección popular. La imposición de Fidel Almanza y Ana María Chimal, que muchos dicen ya estaba planeada “desde Los Pinos”, lejos de generar unidad y apoyo para fortalecer a estos candidatos, silenciosamente ha provocado el rechazo unánime en buena parte del priísmo que en otras épocas, tradicionalmente cerraba filas en torno a ellos.
El dedazo que se vivió en el PRI atlacomulquense –como vicio que persiste en ése partido político y que atenta contra de la democracia- ha propiciado que la oposición, al menos en Atlacomulco, pueda aprovechar el descontento y la inconformidad de los sectores del priísmo que con una ira contenida, no aprueban ni quieren apoyar las aspiraciones egoístas, tanto de Almanza Monroy como de Ana María Chimal. Estos personajes, sin embargo, comparten las características que en el viejo PRI son valoradas para alentar la carrera política de unos pocos por encima de toda una militancia: ambición desmedida por el poder, uso personal y discreto del dinero público para darse una vida de lujos y privilegios, desinterés por los problemas del pueblo al que se gobierna o representa, trato déspota a la sociedad y una tentación autoritaria para tener el control del pueblo, enriquecimiento ilícito, nepotismo y nula capacidad creativa y de liderazgo para luchar por mejores condiciones de vida para la gente. Esas son las características que Enrique Peña Nieto estimó de más valor para los candidatos que aspiran a gobernar o representar a sus paisanos.
Por otro lado en los partidos políticos opositores al PRI, el resultado de sus procesos internos con los que se eligieron a sus candidatos también han comenzado a alimentar, por primera vez en Atlacomulco, la posibilidad de una alternancia que arrebate al tricolor su bastión electoral de gran importancia, no sólo a nivel local, sino incluso, nacional. Acostumbrada a “ganar” en cada elección una posición por el principio de representación proporcional –lo que se denomina Regiduría- la oposición al PRI ha construido planillas muy débiles con muy poca posibilidad de triunfo, impulsando candidatos con poca o nula experiencia en el campo de la política, que sólo sirven para hacer llegar al poder a quienes encabezan la lista; restándole importancia a la competencia electoral y perdiendo de vista que está en juego el futuro de todos los atlacomulquenses.
Hay un nutrido grupo de militantes de la oposición que no están de acuerdo con sus candidatos que conforman las planillas, pues éstas, más allá de representar un proyecto de gobierno transformador y esperanzador para la ciudadanía, sólo reflejan la ambición de poder de grupos muy reducidos que en esta elección ven la oportunidad para seguir alimentando sus intereses mezquinos por encima del interés de todo un pueblo. La buena noticia para contrarrestar el desencanto y la apatía que entre los atlacomulquenses pudiera generar el proceso electoral que ya está en marcha, es que en el municipio están confluyendo en un solo proyecto transformador, hombres y mujeres valientes, que sienten un profundo amor por su tierra pero también una honda indignación por el atraso y la marginación en que viven miles de familias, quienes están a un paso de proponer y fortalecer a una candidatura que los represente, no sólo a ellos, sino a un gobierno que, lejos de la vida partidista, verdaderamente contenga ideas y propuestas que contribuyan a mejorar las condiciones en que han naufragado por muchos los distintos sectores de la sociedad atlacomulquense.
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